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La Peste en Sevilla

En el blog de hoy queremos hablaros un poco sobre la epidemia que estuvo torturando a Europa durante siglos: La Peste, en especial su paso por la ciudad de Sevilla.

El primer brote de peste llegó a Sevilla en 1349. Algunas fuentes hablan de que llegó a comienzos del siglo, pero en muchas ocasiones se ha confundido otras enfermedades, como el tifus, con la peste. En 1362 volvió a la ciudad, llevándose un gran números de habitantes. 

Esta enfermedad solía actuar de la siguiente manera: en primavera se detectaban los primeros casos, durante el verano se expandía de una manera brutal por la población y al llegar las primeras lluvias de otoño y las bajadas de temperatura, iba remitiendo. Hay que tener en cuenta que se desarrollaba fácilmente entre los 24 y 35 grados, por lo que entendemos que la temporada de invierno este mal daba un respiro a la población al tener dificultad de propagarse. Hay anales que nos cuentan que las plazas y las calles se levantaban llenas de cadáveres.

Cada cierto tiempo iban llegando oleadas, como pasó en 1374 y 1383. Pero durante el siglo siguiente tampoco mejoró la cosa: 1399 – 1401, 1413, 1447, 1458, 1481, 1485 y 1488. 

El siglo XVI se contabiliza con 5 crisis: 1507, 1524, 1568, 1582 y 1599. La epidemia de 1582 no está muy claro que fuese peste o tifus, según ha estudiado Juan Ignacio Carmona, Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Sevilla. La última del siglo, la de 1599 se quedó hasta 1601 y se le llamó la peste atlántica porque se difundió de norte a sur por toda la península, cuando normalmente era al revés. 

desde la peste atlántica, dio un pequeño respiro hasta llegar al último gran azote que dejó en la ciudad: La peste de 1649. Casi el 45% de la población sevillana no sobrevivió, llevándose a unas 60.000 personas. Aunque entendemos que en aquel momento las cuentas no se llevaban con exactitud, es un número más o menos aproximados, pues muchas veces se contaba la población en vez de por personas, por familias, así que los propios historiadores no se ponen de acuerdo con el tema. Hubo que crear tres lugares de enterramientos masivos: El Prado de San Sebastián, Triana y La Macarena. Las casas donde había apestados estaban marcadas mientras los cadáveres se acumulaban en las calles. Los efectos de la peste fueron tan duros para la ciudad de Sevilla, que tardó casi un siglo en recuperarse de la epidemia. 

Hasta finales del siglo XIX no se descubrió la verdadera causa que provocaba la peste: la producía un bacilo, la Pasteurella Pestis, que se bautizó como Yersina y se encontraba en ratas y humanos.

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